
Un precioso calamar de aguas profundas, imagen del Schmidt Ocean Institute
En estos últimos meses he desarrollado un especial cariño por las criaturas del fondo marino, todo gracias a la expedición científica Underwater Oases of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV y al magnífico equipo de científicos del COCINET que han retransmitido en vivo la exploración al Cañón Submarino Mar de Plata frente a la costa de Buenos Aires.
Utilizaron el buque R/V Falkor (too) y el ROV SuBastian, que alcanzó profundidades de hasta 3 900 metros.

Si has seguido la investigación o simplemente has estado por redes sociales estos meses, entonces seguro que te has cruzado con alguna imagen de estas simpáticas y a su vez impresionantes criaturas que habitan el fondo marino, entre las menciones honoríficas está una estrella de mar que ha pasado por el cirujano plástico o calamares y medusas de aguas profundas recién salidos del mundo pokemon.


Dejando a un lado los chistes sobre la apariencia de estos bichitos, tras varios días explorando el cañón hemos comprobado que, a medida que descendemos a mayor profundidad, las criaturas que encontramos se vuelven cada vez más transparentes.
¿Animales invisibles?
En las profundidades marinas la transparencia es una de las adaptaciones más efectivas para la supervivencia. Al no llegar la luz solar, los pigmentos dejan de ser útiles y muchos organismos reducen o eliminan su coloración, volviéndose casi invisibles. Sus tejidos gelatinosos tienen bajo índice de refracción, lo que permite que la luz los atraviese sin dispersarse y evita generar siluetas detectables por depredadores. Además, esta estructura gelatinosa es energéticamente más barata de mantener que un cuerpo denso y pigmentado. En algunos casos, la transparencia se combina con bioluminiscencia de ahí el parecido con los pokemon, utilizada tanto para atraer presas como para confundir a posibles atacantes.
A continuación os presento algunos de estos «fantasmitas marinos»:

Calamar puerquito (Helicocranchia sp.), un habitante de más de 1.000 m de profundidad cuyo cuerpo globoso y casi transparente le permite pasar inadvertido en la oscuridad del océano.
Pepinos de mar (Scotoplanes), apodados ‘cerditos de mar’ por su aspecto. Habitan a más de 1.000 m de profundidad y se alimentan de la nieve marina que cubre el fondo oceánico.


Anémona de mar de aguas profundas, observada a 1460 m. Sus tentáculos gelatinosos se abren como un ramillete para atrapar alimento en la oscuridad del océano.
Pulpo Dumbo (Grimpoteuthis), captado a más de 2.400 m. Su aspecto redondeado y sus ‘orejas’ lo convierten en uno de los habitantes más simpáticos del océano profundo.


Calamar de aguas profundas (Teuthowenia o especies afines), con cuerpo casi transparente y ojos enormes adaptados a la oscuridad. Un maestro del camuflaje en el océano abisal.
Calamar de aguas profundas (Ommastrephidae), observado a 1.300 m. Su cuerpo rojizo-translúcido y sus tentáculos desplegados lo convierten en un cazador casi invisible en la oscuridad del océano.
