DECOHERENCIADO

¿A las plantas les gusta la música?

Concierto para el bioceno, Eugenio Ampudia

Dedicado a mi tía Teresa.

Me chiflan las plantas, hace unos años desperté esta pasión por nuestros pequeños – y no tan pequeños – amigos verdes y desde entonces me gusta coleccionar algunas de las especies más comunes.
Entre mis protagonistas se encuentran varios pothos (Epipremnum aureum) que he ido clonando con técnicas hidropónicas a lo largo de los años, bonsáis (Ficus retusa), un par de monsteras deliciosas (Monstera deliciosa) y mis más recientes adquisiciones son dos diefembaquias (Dieffenbachia), una peperomia de hojas gruesas (Peperomia obtusifolia) y una espada de San Jorge (Sansevieria trifasciata).

En noviembre de 2020, la revista National Geographic publicó en portada una imagen sobre el Concierto para el Bioceno: 2.292 plantas ocupando todos los asientos del Gran Teatro Liceo de Barcelona y un cuarteto de músicos que interpretaba la pieza «Crisantemi» de Puccini.
El evento no fue más que un acto simbólico para celebrar la reapertura del teatro tras el confinamiento por la pandemia, el artista español Eugenio Ampudia quería proponer un cambio de paradigma del Antropoceno al Bioceno, poniendo la «vida en el centro».
El concierto se retransmitió en vivo y posteriormente se repartieron a los «invitados» entre varios trabajadores del sector sanitario como agradecimiento por su labor durante el COVID-19.

Había escuchado tiempo atrás que a las plantas les gustaba la música, especialmente la música clásica, y al ver aquella portada de la revista pensé que, en vez de ser nada relacionado con un acto simbólico, se trataba de un favor dirigido a ellas.

Y aunque el significado detrás de esa impresionante foto fuera radicalmente distinto a lo que yo pensaba, la ciencia me secunda en mi idea inicial: qué tienen que decir los estudios sobre si a las plantas les gusta o no la música.

Music for Plants? An Investigation into the Impact of Exposure to Acoustic Stimulus in Bok Choy (Brassica rapa) Plants

Este estudio se diseñó para comprobar de manera controlada si distintos tipos de música afectan al crecimiento del bok choy.

Se cultivó 150 plantas de bok choy en condiciones controladas y las dividió en tres grupos: uno expuesto a música clásica (los Conciertos de Brandeburgo de Bach), otro a música rock instrumental y un grupo control sin música. Durante el crecimiento se midieron peso, altura, número de hojas y características de las raíces.
Los resultados mostraron que las plantas con música clásica crecieron más y mejor: registraron un 38 % más de peso fresco que el control, más hojas y raíces más compactas y voluminosas, mientras que las expuestas a rock fueron las que peor se desarrollaron, con menos biomasa y raíces más débiles.

El estudio muestra que la música clásica favorece el crecimiento y la robustez del bok choy, mientras que la música rock parece inhibir su desarrollo.

Pero, ¿cómo puede una planta escuchar música y encima saber diferenciarla y que termine afectando a su fisiología?

La explicación está en que la música no la “escucha” la planta como nosotros, sino que la percibe como vibraciones mecánicas del aire. Cada estilo musical combina frecuencias (Hz), intensidad (dB) y ritmo (tempo) distintos, y esas vibraciones pueden transmitirse al agua, al sustrato y a los propios tejidos vegetales. Se ha visto que ciertas frecuencias (sobre todo entre 100 y 1000 Hz) pueden estimular la división celular, la actividad enzimática y la apertura de estomas, favoreciendo la fotosíntesis y la absorción de nutrientes. Por el contrario, sonidos demasiado intensos, irregulares o con rangos de frecuencia muy amplios (como ocurre en el rock) pueden generar estrés mecánico, alterar procesos hormonales y limitar el crecimiento.

El reggaetón tendría un efecto similar al rock, así que no le pongáis Bad Bunny a vuestras lechugas.

Hay muchos otros estudios que secundan este crecimiento y que mejora de la fisiología de las plantas gracias a la música clásica, cito varios publicados en los últimos 5 años:

Hussain, M., Rahman, M. K., Mishra, R. C., & Van der Straeten, D. (2023). Plants can talk: A new era in plant acoustics. Trends in Plant Science, 28(9), 987–990.

Hemamali, K. K. G. U., Rathnayake, R. R. U. N. B., Karanarathne, D. S., Rathnayake, G. U. K., & Amarasingha, N. D. (2021). The preliminary study on effect of music on the shoot development of chilli plant: Capsicum annuum L. Proceedings of the 8th Ruhuna International Science & Technology Conference, 95.

Lai, Y. N., & Wu, H. C. (2020). Effects of different types of music on the germination and seedling growth of alfalfa and lettuce plants. AGRIVITA Journal of Agricultural Science, 42(2), 197–204.

Frongia, F., Forti, L., & Arru, L. (2020). Sound perception and its effects in plants and algae. Plant Signaling & Behavior, 15(12), 1828674

La mayoría de estos experimentos no se han hecho con plantas decorativas, sino con cultivos que comemos a diario: lechugas, bok choy, arroz, trigo o chiles. En realidad, el objetivo no es descubrir si un geranio de salón se emociona con Bach, sino ver si la música puede ayudar a que nuestras hortalizas crezcan más sanas y productivas. Al final, la ciencia busca respuestas que puedan tener un impacto real en la agricultura y en la comida que llega a nuestra mesa.

Si os gusta la música clásica, yo os invito a que la compartáis también con vuestras plantas, ¡puede que no seamos los únicos en disfrutar de un buen concierto!

Comentarios

Una respuesta a «¿A las plantas les gusta la música?»

  1. Avatar de badminton

    This article is fascinating! It challenges my assumptions about plants and their responses to music. The scientific explanation behind how vibrations affect plant growth is intriguing and makes me think more deeply about the natural world around me.badminton

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