
Espectacular imagen del telescopio espacial James Webb (NASA) que inspecciona la Nebulosa de la Huella de Gato.
En el artículo que publiqué ayer ¿Por qué, si el núcleo de la Tierra está tan caliente, las fosas marinas rozan la congelación? mencioné que nuestra querida Voyager 1, la sonda espacial lanzada por la NASA en 1977, está actualmente a casi un día luz de nosotros. ¿Qué es esto del día luz y por qué, en las profundidades del cosmos, medimos distancias con el reloj?
El año luz es una unidad de distancia astronómica introducida hace más de 200 años en un artículo divulgativo del escritor alemán Otto Ule, quien se basó en cálculos previos de Friedrich Bessel, matemático, astrónomo y primer hombre en determinar el paralaje de una estrella ¡calculó la distancia a una estrella fija en 1828!. El año luz representa la distancia que recorre la luz en un año terrestre, viajando a unos 300 000 km/s, lo que equivale a aproximadamente 9,46 billones de kilómetros
Cálculo del año luz:

- Velocidad de la luz:
c = 299 792,458 km/s (≈ 300 000 km/s) - Segundos en un año terrestre:
- 1 año = 365 días
- 1 día = 24 horas = 24 × 60 × 60 = 86 400 s
- Total segundos/año = 365 × 86 400 = 31 536 000 s
- Distancia recorrida en un año:
299 792,458 km/s × 31 536 000 s ≈ 9 460 730 472 580 km - Resultado:
1 año luz ≈ 9,46 × 10¹² km (9,46 billones de km)
Utilizar nuestras medidas métricas más comunes como el metro o el kilómetro es muy poco práctico cuando hablamos de distancias astronómicas: decir que Próxima Centauri, la estrella más cercana al sol, está a 40 trillones de kilómetros es menos claro que decir que está a 4,24 años luz.
En astronomía también se emplean otras unidades adaptadas a distintas escalas. La Unidad Astronómica (UA) es la distancia media entre la Tierra y el Sol, unos 150 millones de kilómetros, o aproximadamente 499 segundos luz, y resulta muy útil para describir distancias dentro del Sistema Solar. Para escalas mayores se usa el parsec, equivalente a unos 3,26 años luz (unos 31 billones de kilómetros), definido a partir del método de paralaje mencionado anteriormente, que mide el pequeño desplazamiento aparente de una estrella respecto al fondo celeste al observarla desde distintos puntos de la órbita terrestre.
¿Podríamos viajar los humanos distancias de «días o años luz», como hace Voyager?
Pues no, no podemos recorrer distancias de días o años luz: la nave más lejana, Voyager 1, lanzada en 1977, está a unos 0,7 años luz y tardaría unos 17 565 años en alcanzar uno completo. Viajar a la estrella más cercana, Próxima Centauri, con velocidades actuales llevaría unos 18 000 años, aunque existen propuestas teóricas como naves generacionales, proyectos no tripulados impulsados por láser (Breakthrough Starshot) o conceptos ESPECULATIVOS de propulsión por curvatura del espacio-tiempo (warp drive), que por ahora siguen fuera de nuestro alcance tecnológico.
¿Y qué hay de las señales electromagnéticas como las ondas de radio? ¿Pueden viajar días o años luz?
¡Pues la respuesta es que sí! Las ondas de radio y otras señales electromagnéticas viajan a la velocidad de la luz en el vacío, por lo que pueden cubrir distancias de días o años luz. Una señal recorre un “día luz” en 24 horas y llegaría a Próxima Centauri en 4,24 años. Las emisiones humanas llevan unas ocho décadas expandiéndose, formando una “burbuja” de unos 80 años luz alrededor de la Tierra. Sin embargo, su detección está limitada por la pérdida de intensidad, el ruido cósmico, la sensibilidad de los receptores y la atenuación en el medio interestelar: señales no dirigidas serían detectables solo a decenas de años luz, mientras que emisiones potentes y enfocadas podrían llegar miles de años luz con receptores igual de avanzados.
Llegados a este punto, la pregunta inevitable es: si nuestras ondas de radio viajan tan lejos, ¿por qué no hemos escuchado, o recibido, ninguna señal de otras civilizaciones?
¡Nos vemos en el próximo artículo: Entre las estrellas, solo eco!.
Deja una respuesta